jueves, 5 de diciembre de 2013

Animal











"En una época ávida por experimentar estados de conciencia
alterados, fuera de lo corriente, tendemos a pasar por alto
hasta qué punto nuestro estado mental ordinario es ya una
conciencia profundamente mistificada; una conciencia aislada de un modo sorprendente de los hechos prácticos de la vida".
 
Vacas, cerdos, guerras y brujas.
 
Marvin Harris.
 






   Animal.
 
   Así se llama ese instinto. Animal.
 
   Desde que nacemos estamos alejándonos de él, despegándonos de ese hilo que nos une con una naturaleza a la que rechazamos, de la que nos cuesta creer que formemos parte íntima.
 
   Crecemos adaptándonos a una socialización escogida, quedando esa herencia en un estado latente que subyace a las acciones cotidianas sin que nos percatemos, cambiándoles el nombre para engañar así nuestra soberbia humana.
 
   Buscamos oficios en los que no intervenga el esfuerzo físico para un organismo que la naturaleza seleccionó gracias a su adaptabilidad para buscar, cazar y recolectar alimentos durante todo el día. Y esa carencia de trabajo muscular, es exigida por nuestro cerebro; por eso pagamos un gimnasio que supla esa necesidad negada.
 
   Por eso, supongo, nos gusta practicar de vez en cuando deportes de "riesgo", y soltar esa adrenalina que podríamos segregar al acechar una presa para la cena.
 
   Por eso nos gusta el cine de acción, y de guerra.
 
   Por eso, de forma quizás algo más inquietante, nos sintamos a veces identificados con personajes de cine o literatura que hacen de superhéroes, de justicieros o incluso de asesinos.
 
   ¿Qué se esconde bajo esta apariencia humana?
 
   Para saberlo, piense cuántos instintos disfraza.
 
  Quizás pueda llegar a sospechar qué animal, qué instinto lleva agazapado dentro de usted...
 
 
 
 
 
 
 


No hay comentarios: