lunes, 27 de febrero de 2012

Qué hubiera sido...




“Al despuntar el día, cuando te despiertas perezosamente, ten presente esto: Para una obra de hombre me despierto. ¿Es que todavía estoy de mal humor si me encamino a hacer aquello por lo que he nacido y gracias a lo cual he sido traído al mundo? ¿O es que he sido constituido para permanecer calentito, tendido bajo a cobija?”
Meditaciones
Marco Aurelio (121-180 dC)

   Qué hubiera sido de ellos, de nosotros…
   Piénsenlo, porque todos y cada uno de nosotros, de ustedes, lectores, forman parte de este todo.
   La rabia por la injusticia, la intolerancia de muchos y la bondad de pocos, la prepotencia de casi todos y la generosidad de una pequeña parte del hormiguero que ven a su alrededor. La difícil situación actual que atravesamos, la dura tempestad del trabajo… Son muchas las razones que imagino pasarán por su cabeza cuando se despiertan por la mañana, quizás de madrugada, y sienten deseos de huir a una isla lejana donde plantar mejores semillas de una sociedad más solidaria y cabal, con menos puñaladas y más manos tendidas. Sin embargo, somos hombres y mujeres que nos debemos precisamente a ello, a nuestra condición, a nuestro rol en el engranaje de cada día.
    Qué haría un reloj sin su cuerda…
   Imaginen, cuando el desánimo aparezca, cuando se sientan cansados de luchar y tentados a abandonar el frente de batalla, en qué habría sido de Ulises si hubiera dejado de luchar en el mar, de creer en sí mismo… A los dioses tenía en su contra, y aun así se construyó una balsa y con dos cojones regresó a su casa.
   Qué hubiera sido de Perseo si hubiera dado por perdida la idea de cortarle la cabeza a una Gorgona… Allí fue el amigo, buscándose las papas con el casco de Hades y la espada de Hermes, y ahí que lo vemos levantando la cabeza de la Medusa, orgulloso tras el trabajo realizado con valor y tesón…
   Qué hubiera sido de todos nosotros si cada vez que hemos tenido que luchar hubiéramos dado por perdida la batalla, abandonando las armas de las que disponemos, si hubiéramos hecho caso a las palabras de los miles de ladrones de energía y moral con los que topamos cada día dando por válidas sus envenenadas aseveraciones. Quiénes son ellos para salir en primera plana y opinar, quiénes se creen para decirnos de lo que somos capaces…
   No señores, ¡no!
   A nuestras batallas, como nuestros héroes, con dos cojones.
    Y cuando nos quieran hacer creer que es imposible, con más ganas…
   Ya les enseñaremos a todos aquellos pesimistas que niegan nuestras capacidades y virtudes, la balsa que nos construimos con nuestras propias manos para alcanzar nuestra patria, sea la que sea, o la cabeza cortada de la Gorgona que nos quiso convertir en piedra.
   Entonces miraremos a nuestro alrededor, nos alzaremos en el campo de batalla, llámese éste como se llame, y nos diremos susurrando: aquí estoy, aquí me tenéis, con dos cojones…