martes, 5 de marzo de 2013

Qué tendrá




 
 
 





    Hace unos días que ando despistado.
 
   Mis musas fueron a Tarifa y se las llevó el levante, o algo así.
 
   Estoy profundamente inmerso en la tercera parte de mi novela, visitando lugares, ampliando documentación, imaginando conversaciones, apuntando expresiones, olores... Todo aquello que pueda hacer más real el mundo que imagino, ese que me hace vivir otras realidades cada vez que sintonizo la melodía.

   Y de repente, sin más, esa inspiración desaparece.
 
   Intento , en vano, forzar el mecanismo sin resultado. Me siento delante de la pantalla en blanco y tecleo realizando una llamada espiritual a la frecuencia, sin poder sintonizar ese dial que me dicta las palabras una tras otra. Imposible, forzado, irreal, falso. Lo destruyo.
 
   Entonces voy a Cádiz.
 
   Qué tendrá.
 
   Es tan sólo pasear por sus calles y oigo un leve chisporroteo, un susurro escondido tras el viento. Escucho el murmullo de las atolondrantes voces regresando con cada cañón que veo por las esquinas, al tomar cada una de las calles que te llevan al mar. Y esas descargas llegan a mi mente que lanza mensajes a mis manos, mis dedos que buscan teclados, bolígrafo y papel garabateado en una terraza, en otra...
 
   Qué tendrá, me pregunto.
 
   Y entonces surge de la nada esa música.
 
   Sintonizo la onda desaparecida.

   Y comienzo a escribir.



 
 
  

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buenas, Antonio.

Bonita entrada.

Pues no sé qué tendrá ese rincón, pero cuando algo nos hace escribir casi como por inspiración divina, es porque nos sentimos parte de ese lugar o de ese objeto, hasta el punto de olvidarnos de nosotros mismos, de salir de nosotros mismos, y es cuando las barreras y los límites desaparecen y empieza la mente a decir eso que estaba guardado esperando que pisaras ese lugar.

Un abrazo.

Por cierto, creo que se me quedaron algunas palabras en Cádiz. A lo mejor se las llevó el viento...

Timonel dijo...

Un placer verte por aquí.. Pues sí, algo tendrá, ¿verdad? Nada más estar allí me surgieron las ideas y comencé a rodar escenas.

Un abrazo.
Nos vemos a bordo del Pequod.

Javier Castro dijo...

Cierto, amigo Antonio. Cádiz esconde algo especial. Un encanto muy difícil de describir. Hay que visitarla y perderse entre sus calles para sentirlo. Un abrazo.

Timonel dijo...

Hola Javi, uno de mis novelistas favoritos! Es una alegría verte por aquí. Un abrazo.

Brigadier Sánchez dijo...

Yo también me pregunto que es lo que tiene Cádiz para que nos tenga encantados de esta forma, no sólo a los naturales de aquí sino a tantas personas que aman esta tierra y comparten nuestra luz, nuestra vida, nuestra alma.

Bendito hechizo, bendito embrujo.

Timonel dijo...

Un honor verle por mi blog, brigadier. Bendito embrujo.