jueves, 18 de abril de 2013

Tercera Ruta Fernando Quiñones



 
 
 
 
 
   "Ni me mires tanto ni te de por seguir mis pasos, que a nadie le fue bien nunca el querer ser quien no es, y acuérdate de que mi vivir ha sido como las de oleada de mucha cresta, prisa y estruendo, que acaba como las otras, y todo luego se hace espuma y nada."
 
 
 
Fernando Quiñones
 
 
La canción del pirata
 
 
 
 
   Qué bien se estaba allí.
 
   Rodeados de buena gente, admiradores, amigos y familiares de Fernando Quiñones, recorriendo por Cádiz senderos que se abrían con palabras y recitales, que se iluminaban con voces flamencas que tronaban por las callejuelas y provocaban ecos invocando quejidos ancestrales.
 
   Qué limpio el cielo.
   Qué luz más potente por las plazas que atraían miradas y oídos donde las anécdotas tomaban hálito de vida, rememorando uno de los grandes.
 
   No se me ocurre, como he mencionado en otras ocasiones, escenario mejor y más bello para homenajear a alguien; pero si además hablamos de este hombre, de lo que fue, de lo que significa y lo que significará para el futuro de generaciones, entonces, el evento crece. Qué honor más grande Fernando Quiñones. Cuánto me ha enseñado este hombre sin conocerlo personalmente, acudiendo a mí gracias a la magia de literatura, su literatura, desde donde me guiña un ojo cuando necesito leer sus páginas llenas de frases que desprenden borbotones de lucidez.
 
   Qué bueno rodearse de buena gente en el Pay-Pay, por la Plaza de Mina, en la Alameda, en la emotiva playa de La Caleta que tan limpia le gustaba ver, en cuya puerta permanece inmortal...
 
   Gracias a todo aquel que prefiere un libro a una televisión.
   Gracias a todo aquel que resume en un cante mil palabras.
   Gracias al que se asoma a la vida con los ojos de la sencillez y la humildad.
   Gracias a todo aquel que da valor a lo suyo, a su tierra y sus costumbres, sin avergonzarse, alzándolo a lo más alto.
 
   Gracias, Fernando Quiñones, por tu grandísima obra.